Dos días después de haber insultado al clan Sánchez Paredes, llamándolos “narcos de pacotilla” porque “sólo” le donaron 5 mil dólares para su campaña electoral del 2006, el presidente Alan García reapareció esta tarde ya no para seguir despachándose contra esa familia, sino para decir que el desarrollo del Perú se logra trabajando y “no insultando”, y que “hablar es fácil”. Ciertamente, no se habrá referido a su arremetida contra el clan norteño, porque autocrítico, casi no es.

Daría la impresión de que en lo dicho por Alfredo Sánchez Miranda, hijo de Orlando Sánchez Paredes –exigiendo respeto para su familia– hay un mensaje que ha sido captado por García. Incluso, Sánchez dijo que si el presidente le devolvía  los 5 mil dólares, entonces también “debería incluir el dinero de la compra de la camioneta, porque hipotéticamente tendría el mismo origen”.

Tras ese “mensaje” lanzado a García y a varios otros políticos –que deben estar rezando para que ningún Sánchez Paredes entregue la lista de los que recibieron su apoyo– ya no hubo más fuego proveniente de ninguno de los dos bandos, lo cual llama la atención.

Pero lo que más sorprende es que el propio jefe del Estado no haya dicho nada más para aclarar todas las dudas sobre sus presuntos vínculos con el clan norteño investigado por lavado de activos, y que en lugar de ello, haya pontificado por el “no insulto”. ¿Era un García mandando un mensaje de paz por el Día de la Amistad, o uno que optaba por no decir más para evitar que Sánchez Miranda siga revelando secretos?

Y pensar que todo empezó con una burda pretensión del gobierno de García - secundada por sus candidatos Luis Castañeda y Keiko Fujimori- de arrinconar a Alejandro Toledo por el tema de las drogas. Tremendo boomerang.

Por cierto, la devolución de los 5 mil dólares en efectivo, ¿salieron de una cuenta personal de García o de la caja de Palacio? ¿Así de fácil el presidente devuelve una donación? Parecería que la solución al “estilo” Fernando Barrios, el defenestrado ex presidente de Essalud que devolvió la indemnización obtenida irregularmente, ha dejado secuela.